El tabaco pertenece a la familia Solanáceas. El tabaco es un cultivo originario de zonas tropicales, por ello la planta vegeta mejor entre los 30º Latitud Sur y los 45º Latitud Norte, encontrando los mayores rendimientos con temperaturas comprendidas entre los 18 y 28 ºC.
El manejo del riego en el cultivo de tabaco es un pilar básico, ya que el tabaco es muy sensible a la falta o exceso de humedad. Por tanto se recomienda la aplicación del riego mediante sistemas de riego por aspersión, con un manejo adecuado ya que mediante este sistema de riego la velocidad de aplicación de agua es generalmente menor, evitándose así encharcamientos.
El riego por aspersión en tabaco, a su vez asemeja las condiciones de aplicación a la misma lluvia natural. El riego por aspersión en tabaco presenta múltiples ventajas como: la limpieza mediante el riego de la superficie de las hojas mejorando la eficiencia de las plantas de tabaco, el riego por aspersión en tabaco permite tanto luchar contra las heladas como reducir la temperatura de las plantas de tabaco, luchar contra las plagas simplemente con la aplicación del riego, e incluso añadiendo al agua para el riego mediante aspersión los fitosanitarios que precise el cultivo. El sistema de riego por aspersión en tabaco presenta múltiples ventajas frente al resto de sistemas de riego como la durabilidad y fiabilidad, facilidad de mantenimiento, independencia de mano de obra especializada, facilidad de almacenaje, coste/ha del riego por aspersión, valor de venta residual ,..etc frente al resto de sistemas de riego. La planta de tabaco requiere tierras francas profundas fértiles, bien drenadas y pH entorno a 7. La textura de los suelos influye de forma directa sobre la calidad y contenido en nicotina de las hojas de tabaco
